Soñé que paseaba bajo la lluvia de Bilbao,
volví a casa y soñé con las lluvias de Guatemala.
En 2 horas un torrente de agua inundaba el pueblo y todo era alegría,
los patojos jugaban, reían y saltaban en los charcos.
El cielo recuperaba su color azul
y el frescor de la lluvia se respiraba.
Todo se paralizaba viendo llover,
mirando cada gota, disfrutando cada momento,
el valor de lo esencial.
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