El Efecto Mozart se hizo popular a partir de 1993, a partir de un estudio de la psicóloga estadounidense Frances H. Rauscher, publicado en la revista Nature.
Según éste, escuchar piezas de Mozart favorece el desarrollo del cerebro humano. Sus sonidos puros, precisos y armónicos, así como su métrica, tono, timbre y frecuencias activan las neuronas cerebrales.
No toda la música de Mozart produce estos efectos: parece ser que la que consigue mayor incidencia a nivel cognitivo es la que posee frecuencia alta, como la Sonata para Dos Pianos en Re Mayor (también conocida como K448) o los Conciertos para Violín 3 y 4.
Nuevos investigadores, psicólogos de la Universidad de Viena (Austria), han evidenciado la falta de consistencia de la primera teoría con un meta-análisis aún mayor, que ha sido publicado en la revista Intelligence. Las conclusiones de éste último vienen a señalar que la música del famosos compositor no aumenta el desarrollo de las capacidades intelectuales del bebé, es decir, no lo hace más inteligente.
Según otro estudio realizado por la universidad de Tel Aviv, la música de Mozart ayuda a los bebés nacidos de forma prematura a ganar peso rápidamente, recuperándose de forma más sana y placentera. Al parecer, las melodías repetitivas del compositor propician una relajación en el bebé que le impide gastar calorías y, por lo tanto, engordar más deprisa. Este estudio está enmarcado en un proyecto internacional dirigido por el consorcio NIDCAP, con base en Estados Unidos, cuyo objetivo es crear un conjunto de prácticas estándar para mejorar la salud y el bienestar de los neonatos.
Está demostrado que la estimulacion musical surte efecto desde la semana 20 de gestación, y sea El efecto Mozart una leyenda científica o haya un negocio detrás, la música habla un lenguaje que los niños entienden instintivamente. Por ello, darle a nuestros hijos la posibilidad de crecer y aprender rodeados de música es darles un legado invalorable para su desarrollo.
"La música más genial de Mozart no es para ser más inteligente o adquirir poder. Es para convertirse en un ser humano y para vivir, como firma sus partituras, in nomine Domine. Eso es para lo que el Efecto Mozart tiene que servir."
(Michael Linton, director de la División de Teoría de la Música y Composición en la Middle Tenessee State University)
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