Una anestesioblasta amamantada por la medicina de familia y la urgencia. Eso quiere decir que, a lo largo de los años que lleva ejerciendo la medicina, ha trabajado con todo tipo de enfermeros/as: buenos, buenísimos, malos, malísimos...; así que ha decidido hacernos un vademécum:
* Enfermeros INOTRÓPICOS: son aquellos capaces de revitalizar el lugar en el que están. Eficaces, sensatos, bombean sangre fresca por donde quiera que pasan.
* Enfermeros LAXANTES: los ves llegar y... te cagas por las patas.
* Enfermeros ANTIÁCIDOS: suelen ser enfermeros antiguos, y son aquellos que manejan el cotarro de tal forma, que te hacen tragar cualquier cosa sin que te des cuenta.
* Enfermeros ANTICOAGULANTES: si dependes de ellos, se te hace horchata la sangre.
* Enfermeros QUIMIOTERÁPICOS: necesarios; pero agotan, dan nauseas y te quedas sin pelo de tanto mesártelo.
* Enfermeros ANTIBIÓTICOS: son capaces de eliminar toda traza de infección del turno anterior, pero te lo cuentan: “Es que esta niña nueva... Mira lo que ha hecho, ha cargado 10 en 50. ¿A quién se le ocurre?...” O “¿Por qué no le ha cogido un 18, en vez de un 20? ¡Vaya mierda!”.
* Enfermeros BRONCODILATADORES: uno no los ve, pero aportan oxígeno. Callados, serios, a lo suyo. Eficacia probada.
* Enfermeros RIVOTRIL: tratan las convulsiones que no te darían de no estar ellos. Son enfermeros resabiados, que te corrigen constantemente (a veces, con razón, lo que jode aún más) y que machacan a sus compañeros.
* Enfermeros MYOLASTAN: más vagos que la chaqueta de un guardia. Tienes que recordarles las cosas varias veces para que despierten de su letargo.
* Y, por último, enfermeros ANESTÉSICOS: son aquellos que te permiten relajarte porque sabes que todo está en buenas manos y que el equipo va a ser realmente un equipo.
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