jueves, 25 de noviembre de 2010
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Leemos, oimos, escuchamos constantemente noticias sobre la violencia de género pero ¿hemos normalizado esta situación?, ¿por qué siguen ocurriendo estas atrocidades?, ¿la justicia es lenta, ineficaz o cuántas mujeres más tienen que sufrir y morir para qué se consiga hacer algo?.
Hoy, 25 de Noviembre, es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Y nos pondremos un lazo violeta o blancovioleta (según un “Programa de actuación frente al maltrato doméstico contra las mujeres” del Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco.
Así,el «violeta» es el color del feminismo. Nadie sabe muy bien por qué. La leyenda cuenta que se adoptó en honor a las 129 mujeres que murieron en una fábrica textil de Estados Unidos en 1908 cuando el empresario, ante la huelga de las trabajadoras, prendió fuego a la empresa con todas las mujeres dentro. En esa misma leyenda se relata que las telas sobre las que estaban trabajando las obreras eran de color violeta. Las más poéticas aseguran que el humo que salía de la fábrica, y se podía ver a kilómetros de distancia, era el que tenía ese color. El incendio de la fábrica textil Cotton de Nueva York y el color de las telas forman parte de la mitología del feminismo más que de su historia, pero tanto el color como la fecha -8 de marzo- son compartidos por las feministas de todo el mundo. En la década de los 90, los colectivos de mujeres adoptaron un lazo de color violeta para denunciar los actos violentos que se ejercen contra las mujeres.
La «Campaña del lazo blanco» empezó en Canadá: el 6 de diciembre de 1989 un suceso trágico conmovió a todo el país. Catorce estudiantes de la Escuela Politécnica de la Universidad de Montreal fueron asesinadas y trece estudiantes más, nueve mujeres y cuatro hombres, sufrieron heridas más o menos graves. El autor de la mundialmente conocida “Masacre de Montreal, un joven de 25 años, señaló en una carta que había matado a las mujeres por acaparadoras y oportunistas, porque «quieren mantener las ventajas de ser mujer... y, al mismo tiempo, quieren apropiarse de las ventajas de ser hombre...». A la carta acompañaba un listado con el nombre de diecinueve mujeres destacadas de Quebec, dedicadas a ocupaciones no tradicionales, entre ellas la primera mujer bombera de la provincia y una capitana de la policía.
En 1991, dos años más tarde, un grupo de hombres canadienses, decididos a dinamizar una campaña de concienciación y compromiso entre la población para que esa tragedia no se pudiera repetir, propusieron a la gente colocarse un lazo de color blanco que tradujera públicamente su compromiso a no actuar de manera violenta contra una mujer ni consentirlo en su entorno.
El lazo blancovioleta quiere seguir la filosofía, ya adoptada en algunos sitios, de unir a hombres y mujeres en la lucha contra la violencia sobre las mujeres. Este lazo blancovioleta quiere manifestar clara y públicamente el compromiso, seas hombre o mujer, de no guardar silencio, de denunciar las actitudes violentas hacia las mujeres, de manifestar explícitamente la repulsa ante tales comportamientos, de modo que quienes agreden vean desaprobado socialmente su modo de proceder y eso les obligue a examinar y a cambiar su conducta agresivas.
El silencio nos hace de algún modo cómplices en la agresión y perpetúa la violencia.
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